En plena jubilación muchos latinos descubren sus
talentos; sus obras serán exhibidas al público en
la Alcaldía de Los Angeles.
Cuando era niña a Patricia Valenzuela le encantaba hacer trabajos manuales y de decoración pero nunca pensó que a sus 97 años se iba a convertir en una artista de la filigrana.
Con una paciencia asombrosa, ayudada por una especie de gancho, Patricia enrolla un hilo de papel tras otro, hasta formar obras con diferentes y delicados diseños.
“Todo comenzó cuando hace tres meses, me puse a tomar un curso de filigrana con hilos de papel. Desde entonces, he hecho más de 20 cuadros”, cuenta Valenzuela mientras sus manos no paran de hacer figuras.
“Es un trabajo muy lindo. Hago lo que quiero con estos papelitos”, dice esta inmigrante chilena.
Valenzuela está en la lista de las casi 50 artistas de la tercera edad que se ganaron el honor de que sus trabajos se muestren al público en una exposición en la Galería del Puente de la Alcaldía.
“Yo no sabía que tenía este talento pero me gusta hacerlo porque me entretengo mucho. Se me pasan las horas. Estoy desde las 6:00 de la mañana hasta las 6:00 de la tarde porque el tiempo, como decía mi padre, hay que aprovecharlo”, platica.
Valenzuela, madre de tres hijos, ha perdido la cuenta de cuántos nietos, bisnietos y tataranietos tiene, pero asegura que ha encontrado en el arte milenario de la filigrana, una manera de desarrollar su creatividad.
A Emiliano Galán, un inmigrante de Guerrero, México de 73 años, siempre le gustó pintar paisajes y hacer retratos a lápiz, pero no fue sino hasta hace 2 años cuando ya jubilado le dio duro por pintar.
“Yo quisé ser pintor desde niño. Un maestro incluso me pronosticó que yo iba a ser un gran artista. Y hasta me fui a inscribir a la Academia de Artes Visuales de San Carlos en la ciudad de México pero como me hacia falta la secundaria no me aceptaron”, recuerda.
“Cuando vine a Estados Unidos, fui luego a luego a querer inscribirme en clases de pintura, pero eran carísimas. Era imposible para mí pagarlas, como 10 mil dólares. ¡Ni cuándo!”, exclama.
Así que Galán tuvo que esperar a jubilarse para tomar clases de pintura en el Centro de Servicios para Adultos Mayores St. Barnabas.
“Pinto paisajes al oleo y en acrílico”, dice mostrando orgulloso algunos de sus trabajos. “Me siento muy contento, muy tranquilo,” sostiene.
Un retrato que le hizo a su esposa Socorro Alvidrez logró colocarse en los primeros lugares del concurso que hizo este año el Departamento para Personas de la Tercera de la Ciudad. Valenzuela y Galán son los únicos dos latinos en la exhibición de arte de la tercera edad en el Ayuntamiento.
Sybil González, instructora de arte en St. Barnabas, dice que el arte tiene un poder terapéutico en lo mental y físico para estas personas. “Las clases de arte les permiten hacer algo creativo dentro de un grupo en el que interactúan socialmente en lugar de estar solos y callados en sus casas”, observa.
Añade que algunas personas mayores descubren talentos que no sabían que tenían. “Algunos como Emiliano Galán son muy talentosos, aunque el enfoque es que trabajen a su ritmo, sin compararse con nadie solo para su enriquecimiento personal”, dice.
Esta maestra de pintura y dibujo completa que el arte en la tercera edad ayuda mucho en la autoestima y la motivación de las personas.
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